sábado, 19 de enero de 2013

¿Es usted Licenciado?


Esta semana me pasó algo curioso, un “momento Ibarguengoïtia” lo llamo yo. Lo llamo así por que me imagino que el episodio habría sido buen material para un cuento del autor al que se dedica este blog. 

Sucedió lo siguiente:

Tuve que llamar a una oficina de gobierno para solicitar la ayuda de un funcionario. Un entendido en el tema, me recomendó llamar a una persona en particular, con suficiente autoridad para solucionar el problema por el cual llamaba. Ya para empezar, un tema privilegiado en los libros de Ibarguengoïta.

Yo no conocía a la persona a la cual llamaba, yo estimé que llamaba a un burócrata nivel medio-alto, con unos cien empleados a su cargo, por lo menos.

Pero el hecho es que me equivoqué. O bien llamé a una persona mucho más importante de lo que yo pensaba o esta persona encontró una estrategia excelente para mejorar su estatus burocrático. Por lo menos, conmigo, la estrategia funcionó de maravilla. 

Obviamente contestó el teléfono una secretaria, nada anormal por supuesto. Supongo que esta persona tiene por lo menos cuatro asistentes. Digamos Rosita, Mary, Lety y Paty.

Obviamente me hicieron repetir mi nombre y el de mi empresa.

También me pidieron mi número de teléfono. Esto ya no es tan normal pero me pareció una excelente precaución. ¿Que tal si se corta la llamada? Con mi número telefónico, la secretaria puede llamarme y restablecer la comunicación. Muy astuto. 

Y luego, la muy amable secretaria, al confirmar mi nombre, me preguntó si era licenciado. Así de claro me preguntó. ¿Es usted licenciado?

Eso sí que me sorprendió. Resulta que sí soy licenciado, hasta tengo una maestría, y le contesté que sí, que efectivamente soy licenciado. 

Nunca me preguntaron que tipo de licenciatura tengo, a la mejor hay algunas mejores que otras. 

Hoy me dio curiosidad y me puse a investigar que tipo de licenciaturas ofrece el mercado de la educación.


Tomé una institución muy conocida en México como muestra en mi micro sondeo del mercado de la educación, el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, ITESM por sus siglas en español. 

En el ITESM se puede escoger entre 28 carreras que le permiten a uno llamarse, con mucho orgullo, Licenciado. 

Algunos ejemplos:
  • LCS – Licenciado en emprendimiento cultural y social – sin ánimo de ofender a nadie, cuando yo estudiaba, a las carreras como esa les llamábamos MMC (Mientras Me Caso) y la mayoría de los estudiantes eran, por supuesto, señoritas de buena familia. 
  • LEC – Licenciado en economía – Buena entrada al gobierno supongo.
  • LEF – Licenciado en economía y finanzas – la variante bancaria.
  • LEP – Licenciado en economía y ciencia política – ¿Sorprendente no? Yo siempre creí  que la política podría ser un arte, una profesión, hasta una organización criminal. ¿Pero ciencia? 
  • LLE - Licenciado en letras hispánicas – Pobres padres, tienen que financiar cuatro años de estudios, y luego, toda una vida…
  • LP – Licenciado en psicología – La única licenciatura con solo dos siglas. Me limito a constatar los hechos, no los interpreto. 
  • LPL – Licenciado en ciencia política – la variante para los que odian las matemáticas.
  • LRI – Licenciado en ciencias internacionales – De plano me pondré a investigar lo que hace un LRI, no tengo ni idea.
  • LDC – Licenciado en derecho y economía – una variante muy sutil. ¿Cual será la diferencia entre un LEP y un LDC? Supongo que el LEP también tendrá que estudiar derecho. ¿O solo grilla?
  • LDF – Licenciado en derecho y finanzas – Preparado para los negocios.
  • LDP – Licenciado en derecho y ciencia política – Menos matemáticas, más memoria.
  • LED – Licenciado en derecho – para los puristas. Sin adornos barrocos.

Y muchas carreras más, sobre todo en el área de los negocios, cubriendo mercadotecnia, recursos humanos, contabilidad, etc.

Los nombres de estas carreras son como los de las pizzas. Si tiene queso y tomate se llama Margherita. ¿Quieres la misma pero con jamón? Prosciutto. ¿Le añades champiñones? Regina. ¿Piña? Se llamará, Hawaiana.

A mi parecer, queda empíricamente demostrado que preguntar si alguien es licenciado definitivamente no basta para evaluar si es prudente tomar su llamada telefónica. 

Tampoco me preguntaron en que universidad estudié, ni si logré estar entre los mejores de mi generación.

En todo caso yo creo que la pregunta era capciosa y la secretaria esperaba que yo dijera. ¡De ninguna manera soy licenciado, soy Ingeniero en minas! Por que nunca me pasaron con la persona que estaba buscando.

Sin embargo, me comunicaron con una señora, muy amable, subdirectora de algo, que resolvió mi problema en un santiamén. Quedé muy satisfecho.